Confieso que no suelo ser chocolatera, hasta que de repente un día siento la irrefrenable necesidad de llenar el paladar con ese intenso sabor que todo lo cura.
Y si es en forma de un suave, esponjoso y denso pastel hecho con cacao puro, mejor.
Y si va acompañado de una capa dulce de queso crema, muchííííísimo mejor!!
Ingredientes:
- 150 gr de harina
- 20 gr de cacao en polvo puro
- 3/4 cucharadita de bicarbonato sódico
- 200 gr de azúcar
- 50 ml de aceite de girasol
- 175 ml de agua
- 2 cucharadas de vinagre de vino blanco (yo utilicé vinagre de sidra)
- 1/2 cucharadita de extracto de vainilla
- 150 gr de queso cremoso
- 1 huevo
- pepitas de chocolate
Elaboración:
- En un recipiente mezcla la harina, el bicarbonato y el cacao hasta que quede todo perfectamente integrado. Añade 150 gr de azúcar (reservamos los otros 50gr) y vuelve a mezclar bien. Ahora agregamos el agua, el aceite, el vinagre y la vainilla y mezclamos todo bien.
- En otro recipiente ponemos los 50 gr de azúcar, la crema de queso y el huevo batido. Cuando esté todo bien integrado, puedes añadir unas pepitas de chocolate.
- Pon la mezcla de chocolate en un molde (enmantecado y enharinado) hasta algo menos de 3/4 de su capacidad, y por encima echamos la mezcla de crema de queso.
- Hornea a 180ºC durante unos 25 minutos o hasta que haya engordado y esté firme.
Por esas leyes de la física que no me molesto en averiguar, parte del queso crema acabó en la parte de abajo del pastel...
¡Ya está en mi lista de favoritos!